Estimulación musical para personas con Trastornos de Consciencia
Estimulación musical para personas con Trastornos de Consciencia
El uso de música se encuentra muy extendido entre familiares, cuidadores y terapeutas como una actividad de ocio compartido y/o de estimulación. La música es una herramienta muy potente y muy accesible en cualquier entorno. A continuación, respondemos a las 4 preguntas más frecuentes en relación con su uso:
¿Qué tipo de música debemos utilizar?
Siempre que sea posible, utilice música que fuera conocida y que formara parte de las preferencias que tenía la persona, así se optimizará el reconocimiento y la experiencia emocional con la música.
Piense en cómo la persona utilizaba la música en su vida diaria.
¿Debemos centrarnos en un género musical en concreto?
Es mejor variar la experiencia musical alternando diferentes géneros musicales que le gustasen a la persona. Por ejemplo: alterne diferentes estilos musicales que fueran de la preferencia de la persona (pop, rock, música clásica), diferentes instrumentaciones (orquesta, grupo musical, grupo a capela), timbres musicales (voz masculina/femenina, instrumentos de cuerda/de viento).
¿Qué hacer si aparecen conductas emocionales durante la escucha?
- Llanto: Tenga cuidado de no hacer asunciones. Por ejemplo, el llanto no tiene porqué ser una respuesta negativa. Si la persona comienza a llorar, verbalice que “la música parece haberte provocado sentimientos de tristeza”, pero evite cambiarla para “poner al paciente contento”.
- Agitación: Si la persona empieza a agitarse, primero reduzca el volumen de la música. Si la agitación continua, detenga la actividad musical.
Si la persona que usualmente no responde demuestra una conducta inusual que parece ser emocional (por ejemplo: muecas, sonrisas, risas, llanto) consulte a profesionales puesto que estas conductas deben ser monitorizadas para detectar cualquier posible patrón de respuestas.
¿Qué no hacer con la música?
• Evite usar música indiscriminadamente como ruido de fondo.
• Evite usar música durante actividades que requieran la atención de la persona a otras demandas, como actividades personales de la vida diaria o en sesiones de tratamiento físico.
A recordar:
• ¡El silencio también es muy importante! Deje un período de silencio al finalizar la actividad. Esto brindará a la persona un momento de descanso después de la estimulación.
• Las actividades deben ser breves (de 15 a 30 minutos).
• Ante la aparición de signos que puedan indicar un exceso de estimulación o fatiga, detenga la actividad y permita que la persona descanse.